
Cayetano Rivera ha comparecido este lunes ante las puertas del Juzgado de Instancia de Alcalá de Guadaíra rodeado de decenas de periodistas. El torero acudía a declarar por el accidente de tráfico que protagonizó hace ocho días en una rotonda de la urbanización Sevilla Golf, cerca de Montequinto. El diestro, visiblemente incómodo, ha cargado contra la cobertura mediática del suceso antes de enfrentarse al juez.
El hijo de Carmina Ordóñez y Paquirri ha restado importancia al siniestro ocurrido el pasado domingo 9 de noviembre. "Una rotonda, ningún coche implicado, ninguna persona implicada, solamente yo. ¿Qué problema hay?", ha cuestionado el matador ante los micrófonos. Rivera, de 48 años, ha insistido en que se trata de un accidente menor sin víctimas ni terceros afectados, solo con daños materiales en su vehículo.
El extorero ha explicado la causa del accidente de forma clara: "Mi culpa, haberme despistado porque fui a coger el mando". Esta versión coincide con la que ya había avanzado su abogado, Joaquín Moeckel, tras el incidente. Rivera ha asegurado que asumirá las consecuencias de su despiste y ha pedido que se ponga fin al "juicio popular" que considera estar sufriendo.
El diestro no ha ocultado su malestar con la atención informativa que ha generado el caso. "No tengo por qué entrar en colaborar en este circo que estáis montando", ha espetado a los periodistas congregados en el juzgado. Rivera ha cuestionado el tiempo dedicado a cubrir su accidente cuando "están ocurriendo en el mundo noticias importantes".
El matador ha denunciado sentirse sometido a un "acoso" mediático desde que se produjo el siniestro hace más de una semana. Preguntado por su estado anímico, ha reconocido que está intentando llevar la presión "lo mejor posible". Físicamente, ha confirmado que se encuentra "bien" tras salir ileso del impacto contra la palmera en la rotonda de acceso a su urbanización.
Uno de los puntos más controvertidos del caso sigue sin aclararse. Rivera no ha querido pronunciarse ante los medios sobre si se negó o no a someterse a las pruebas de alcoholemia que le requirieron los agentes. "Lo que tenga que decir se lo diré al juez", ha zanjado el torero antes de acceder a las dependencias judiciales.
Las primeras informaciones apuntaban a que el diestro había dado positivo en el control. Sin embargo, fuentes municipales precisaron posteriormente que se negó a someterse a la prueba. Esta negativa, obligatoria en casos de accidentes de tráfico, llevó a la Policía Local a presentar una denuncia por desobediencia contra Rivera.
A primera hora de la mañana del 10 de noviembre, el matador se personó voluntariamente en la Jefatura Policial de Alcalá de Guadaíra para dar su versión de los hechos. Su abogado confirmó entonces a este periódico que "si la policía defiende que se le ofreció hacerse el test y no se le hizo, se seguirán los trámites pertinentes".
Este no es el primer episodio polémico que protagoniza Cayetano Rivera en los últimos meses. El pasado 30 de junio, el diestro fue detenido tras un incidente con empleados de una hamburguesería de Madrid. Según el atestado policial, el torero se encontraba "en claro estado de embriaguez" e hizo "caso omiso" cuando dos policías de paisano intentaron mediar en la situación.
Los agentes tuvieron que esposar a Rivera en el local. El matador pasó la noche en un calabozo y salió en libertad a las siete de la mañana con cargos, acusado de un delito de resistencia a la autoridad y desobediencia. Su letrado, Moeckel, señaló posteriormente que la causa había sido archivada.
El accidente se produce apenas dos meses después de que Rivera anunciara su retirada de los ruedos. El pasado mes de septiembre, el diestro se despidió del toreo saliendo a hombros de la plaza sevillana de Écija. Una decisión que puso fin a una larga trayectoria en el mundo taurino, siguiendo los pasos de su padre, el legendario Paquirri.
Ahora, lejos de la arena, Rivera afronta este proceso judicial que considera desproporcionado. "Cualquier cosa que yo pueda decir ahora, que no pueda demostrar con hechos, va a ser solo para alimentar este juicio popular", ha argumentado el torero. Su estrategia pasa por declarar únicamente ante el juez y esperar que la justicia tome "la decisión que tenga que tomar" para, en sus palabras, que el caso "se acabó".
El matador ha insistido en que se trata de un "percance mínimo" y ha pedido respeto hacia su privacidad. Sin embargo, la negativa a realizarse las pruebas de alcoholemia mantiene abierta la investigación judicial. El juez deberá determinar ahora si existe responsabilidad penal más allá del accidente de tráfico en sí mismo.