
La Escuela Técnica Superior de Ingeniería de la Universidad de Sevilla ha cerrado una temporada histórica con los ojos puestos en el futuro. Andalucía Racing Team (ARUS), su escudería de Formula Student, clausuró este curso académico con un anuncio que marca un punto de inflexión: el equipo inicia su transición hacia el hidrógeno como vector energético, un salto que aspira a posicionarles como pioneros nacionales en esta categoría dentro de las competiciones universitarias de automoción.
El acto de clausura, celebrado en las instalaciones de la Escuela, sirvió para hacer balance de una temporada marcada por los desafíos técnicos y los hitos deportivos. Bajo el lema '¿Ahora qué?', los estudiantes presentaron su nueva hoja de ruta, que abandona progresivamente las soluciones eléctricas puras para adentrarse en el terreno del hidrógeno, un combustible que promete mayor autonomía y tiempos de recarga más reducidos.
La temporada 2024-2025 quedará en la memoria de ARUS como el curso del gran salto tecnológico. El equipo desarrolló su primer chasis monocasco fabricado íntegramente en fibra de carbono, una decisión que supuso repensar por completo la arquitectura del vehículo. Este tipo de estructura, habitual en la competición de élite, reduce drásticamente el peso del conjunto mientras multiplica la rigidez torsional, dos factores determinantes en el comportamiento dinámico de un monoplaza.
La fabricación de este componente exigió meses de investigación en materiales compuestos, con laminados de alta resistencia que requieren procesos de curado en autoclave y tolerancias milimétricas. El resultado: un habitáculo que cumple las estrictas normativas de seguridad de Formula Student y que sienta las bases estructurales para las futuras evoluciones del proyecto.
Junto al monocasco, la otra gran revolución técnica del ART-25D llegó con la implementación de tracción total mediante motores eléctricos independientes en cada rueda. Este sistema, conocido como 4WD (Four Wheel Drive), permite una gestión del par motor mucho más sofisticada que las configuraciones tradicionales, con reparto variable de potencia según las condiciones de adherencia de cada neumático.
Para hacer viable esta arquitectura, los estudiantes diseñaron una transmisión completamente propia, fabricada con tolerancias de micras que garantizan un ensamblaje de precisión extrema. Cada reductor debía soportar las cargas dinámicas de la competición sin añadir peso innecesario ni comprometer la fiabilidad, un equilibrio que solo se logra con ingeniería de detalle y simulaciones avanzadas.
La batería de alta tensión que alimenta el sistema también fue diseñada íntegramente por el equipo. Con capacidad suficiente para soportar las exigencias del 4WD, este acumulador integra sistemas de gestión térmica y control de carga que evitan sobrecalentamientos y garantizan la estabilidad energética durante toda la prueba. Los circuitos impresos, los módulos de potencia y los sistemas de telemetría salieron de las mesas de trabajo de la Escuela, sin recurrir a proveedores externos para componentes críticos.
Esta filosofía de desarrollo interno, que abarca desde la electrónica de baja tensión hasta los algoritmos de control de tracción, permite al equipo un grado de personalización imposible de alcanzar con soluciones comerciales. También les obligó a superar las rigurosas inspecciones técnicas que preceden a cada competición, donde cualquier fallo en el diseño puede significar la descalificación.
El ART-25D, el monoplaza protagonista de esta temporada, despidió su etapa competitiva con un calendario intenso que llevó al equipo por tres de los circuitos más exigentes de Europa. En julio, Formula Student Spain les recibió en el Circuit de Barcelona-Catalunya, en Montmeló, donde lograron subir al podio en dos categorías. Días después, viajaron a Países Bajos para disputar Formula Student Netherlands en el mítico TT Circuit Assen, escenario habitual del Mundial de MotoGP.
El colofón llegó en agosto, en Alemania, con Formula Student Germany celebrada en el Hockenheimring. Allí, ARUS completó por primera vez una prueba en modo autónomo, un logro que sitúa al equipo sevillano en la élite del desarrollo de vehículos sin conductor. Esta categoría, conocida como Driverless, exige la integración de sistemas de visión artificial, procesamiento en tiempo real y algoritmos de navegación capaces de interpretar el trazado sin intervención humana.
La decisión de apostar por el hidrógeno no es casual. Formula Student ya cuenta con una categoría específica para vehículos propulsados por pila de combustible, una tecnología que convierte hidrógeno en electricidad a bordo del vehículo, generando únicamente vapor de agua como residuo. Frente a las baterías convencionales, esta solución ofrece repostajes más rápidos y mayor densidad energética, dos ventajas clave en competiciones donde cada segundo cuenta.
Ningún equipo español ha competido hasta la fecha en esta categoría, lo que convierte el objetivo de ARUS en un desafío con tintes de récord nacional. El desarrollo exigirá nuevas colaboraciones con empresas del sector energético, rediseño de sistemas de almacenamiento y gestión de un combustible con normativas de seguridad muy estrictas. Pero también abre la puerta a una generación de ingenieros formados en una tecnología que la industria automovilística considera estratégica para la descarbonización del transporte.
Detrás de cada tuerca, cada línea de código y cada laminado de carbono hay estudiantes de Ingeniería que compaginan sus estudios con jornadas maratonianas en el taller. ARUS funciona como una empresa real, con departamentos de chasis, aerodinámica, electrónica, gestión y comunicación. Los integrantes rotan cada temporada, lo que obliga a documentar procesos, transmitir conocimiento y mantener una cultura de trabajo que trasciende a las personas.
Este modelo formativo, basado en el aprendizaje práctico y la resolución de problemas reales, convierte a Formula Student en una cantera de profesionales altamente valorados por la industria. Constructores de automóviles, proveedores de tecnología y consultoras de ingeniería reclutan habitualmente entre los equipos más competitivos, conscientes de que estos estudiantes han adquirido habilidades imposibles de enseñar únicamente en el aula.
Con el ART-25D ya retirado de la pista y el hidrógeno como próximo horizonte, ARUS cierra un capítulo y abre otro en el que la Universidad de Sevilla aspira a escribir una página inédita en la historia del automovilismo universitario español. La pregunta '¿Ahora qué?' ya tiene respuesta: innovar, competir y seguir empujando los límites de lo posible desde las aulas hispalenses.