
Las piscinas cubiertas de Alcalá de Guadaíra se han convertido en un referente de salud pública más allá del ocio deportivo. Con más de 2.200 usuarios inscritos en sus diferentes programas, estas instalaciones municipales ofrecen desde natación oncológica hasta actividades adaptadas para menores con trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH), configurando un modelo de intervención que fusiona ejercicio físico y terapia bajo criterios médicos.
El Ayuntamiento alcalareño gestiona estas iniciativas desde la Delegación de Deportes en colaboración con el área de Salud, priorizando el acceso a alternativas que incrementen la calidad de vida mediante hábitos saludables. Las dos piscinas cubiertas operativas -la del Complejo Deportivo Malasmañanas (zona norte) y la del Distrito Sur- acogen un catálogo diversificado que abarca desde cursos de perfeccionamiento para todas las edades hasta programas terapéuticos específicos con seguimiento profesional.
Entre las propuestas más destacadas figura la natación oncológica, impartida exclusivamente en el Distrito Sur por especialistas con formación en oncología y ejercicio terapéutico. Este programa atiende a personas inmersas en tratamientos contra el cáncer mediante sesiones en grupos reducidos que garantizan un seguimiento personalizado.
El método se fundamenta en ejercicios de bajo impacto que minimizan la presión sobre articulaciones y estructura ósea, aspectos críticos para quienes experimentan dolor o fatiga crónica derivados de quimioterapia o radioterapia. La actividad acuática mejora la capacidad funcional y la resistencia cardiovascular, al tiempo que contrarresta efectos secundarios frecuentes como la pérdida de masa muscular o la rigidez articular.
Los beneficios no se limitan al plano físico. El componente grupal de estas sesiones actúa como soporte emocional, favoreciendo la autoestima y el estado de ánimo de los participantes gracias a las propiedades relajantes del medio acuático y el acompañamiento entre iguales.
La oferta alcalareña incluye natación específica para menores diagnosticados con TDAH, una actividad que requiere acompañamiento familiar y proporciona estimulación multisensorial. Los profesionales que coordinan estos cursos emplean el entorno acuático para mejorar la concentración y canalizar la hiperactividad mediante rutinas estructuradas que combinan juego y disciplina.
Paralelamente, las piscinas acogen natación adaptada individual para personas con dificultades en el desarrollo psicomotriz, así como aquactividad asistida en formato grupal. Ambas modalidades persiguen objetivos terapéuticos concretos y se diseñan a medida según las capacidades de cada usuario.
Más allá de la vertiente terapéutica, Alcalá de Guadaíra participa en un proyecto piloto regional denominado Unidades Activas de Ejercicio Físico (UAEF), financiado con fondos europeos canalizados a través del Consejo Superior de Deportes. Estas unidades ofrecen natación supervisada de bajo impacto para pacientes derivados mediante prescripción médica, atendidos por graduados en Ciencias de la Actividad Física y del Deporte.
La iniciativa forma parte de una estrategia más amplia que busca integrar el ejercicio físico como herramienta preventiva y paliativa dentro del sistema sanitario público, convirtiendo las instalaciones deportivas en espacios de intervención sociosanitaria.
El catálogo municipal se completa con natación terapéutica diferenciada para adultos y menores, cursos específicos para la tercera edad que contemplan las particularidades de este colectivo, y matronatación para bebés acompañados de sus familias. También se imparten clases de aquagym y programas de iniciación y perfeccionamiento en natación para todos los rangos de edad, opciones que registran amplia demanda entre la población.
La distribución horaria y espacial de las actividades varía entre ambas instalaciones para optimizar la accesibilidad. Según fuentes municipales, el objetivo consiste en democratizar el acceso a prácticas deportivas que, por su naturaleza acuática, resultan especialmente recomendables para personas con limitaciones físicas o en procesos de recuperación.
El modelo alcalareño sitúa el deporte adaptado como eje vertebrador de las políticas de salud pública local, apostando por la prevención y el tratamiento no farmacológico de diversas patologías mediante infraestructuras municipales que trascienden su función recreativa para asumir un rol terapéutico reconocido por los profesionales sanitarios.